martes, 29 de junio de 2010

Un pantano y algo más


“Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre; el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de cudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean.”
(El Quijote Segunda parte. Capítulo XXIII.)
Así nos habla Cervantes de un río del que todo el mundo pone como ejemplo de algo que aparce y desaparece alternativamente.
¿Seguirá surtiendo efectos ese encantamiento en el Cerro de la Herrería? No sé.

Conozcamos algo más lo que tan cerca tenemos y a veces pasa desapercibido.
Algunos siglos antes que Cervantes ya se habían fijado en este río los romanos, al que llamaron “Anas” por la cantidad de anátidas que lo poblaban, luego andando el tiempo, la raíz árabe “Wad” que significa río se agregó al nombre. Pues tanto unos como otros ya aprovechaban el empuje de sus siempre irregulares aguas para molinos harineros, batanes, aceñas, etc (también mencionados en el Quijote). Podían deducir experimentalmente la fórmula de la Fuerza como resultado de multiplicar la Masa por la Aceleración, con lo cual sería equivalente en unos casos disponer de gran caudal y poco desnivel y en otros lo contrario. Para ello se construyeron pequeñas presas o azudes que permitían un control del agua para los fines que se buscaban, en unos casos moler granos de cereal, y en otros dar mayor densidad a los tejidos (curtir o abatanar) por medio de mazos movidos hidráulicamente.

También hubo gran preocupación en épocas remotas por la provisión continua y suficiente de agua para consumo humano (y animal) y por supuesto para regar pequeños huertos.

Andando el tiempo, hacia 1549 en que Bartolomé Bustamante de Herrera, arquitecto, ingeniero y visitador de obras reales, recorre la cuenca del río Pisuerga al objeto de estudiar las posibilidades de navegación y riego. Doscientos años después, (1753) Antonio Ulloa elabora un “Proyecto general de canales de navegación y riego para los reinos de Castilla y León” (por aquellas fechas incluía Extremadura). Por entonces Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada se dirige al rey Fernando VI en estos términos: “No hay en Europa terreno más seco que el de España, y por consecuencia están expuestos sus naturales a padecer hambres por sus malas cosechas, ni tampoco Reino en que menos se haya ejercitado el arte para ocurrir a la precisión de socorrer unas provincias a otras, evitando la extracción de dinero a dominios extraños, pues no se ha procurado que sus ríos sean navegables en lo posible, que haya canales para regar y transportar y que sus caminos sean cual deben y pueden ser. Conozco que para hacer los ríos navegables y caminos son menester muchos años y muchos tesoros; pero, Señor lo que no se comienza no se acaba, y si el gran Luis XIV prescribió reglas y ordenanzas que siguió y se siguen con tan feliz suceso, ¿por qué no se podrán adoptar y practicar en España siendo VM. su Rey?."

Seguimos contando años, y como la percepción del tiempo es subjetiva no diremos que mucho ni poco, pues en 1902 el conocido como plan Gasset recoge las ideas de Joaquín Costa y que el Gobierno aprueba como Plan General de Canales de Riego y Pantanos, constituye la primera propuesta sistemática de actuaciones hidráulicas a escala nacional.
En abril de ese año, los ingenieros de la División Hidrológica del Guadiana presentan un anteproyecto, basado en la construcción de un embalse en el portillo de Cíjara, del que derivarían dos canales por sendas márgenes con los que se habrían de regar unas 120.000 Has. El Plan Gasset de ese mismo año plantea casi medio centenar de grande obras hidráulicas, entre pantanos y canales, para el conjunto de la cuenca; en Badajoz se proponía llegar a regar más de 150.000 Has (todo ello en las Vegas Altas, pues sólo mucho más tarde se plantearía el riego de Vegas Bajas), en base al citado pantano de Cíjara y otras complementarias.
En esa línea el Real Decreto-Ley de 5 de marzo de 1926, establece la creación de las primitivas Confederaciones Hidrográficas como organismos de cuenca para la gestión del agua.

Luego tratando de corregir y mejorar llegamos conocer un nuevo plan, el “Plan de 1933, que tras la superación de la etapa de aprovechamiento desordenado de los ríos requiere que en cada cuenca se conjuguen los intereses públicos y privados aplicando criterios de racionalidad; ello dio origen a crear las restantes Confederaciones Hidrográficas inspirándose en el modelo administrativo definido al crear la del Ebro pero adaptándose, por otro lado, a las singularidades propias de cada territorio. Quedan así sentadas las bases para resolver la necesidad que se acrecienta en la medida en que, conseguido el objetivo de interesar materialmente al Estado en las obras hidráulicas, y siendo ya una realidad emergente la industria hidroeléctrica, es mayor la posibilidad de la aparición de situaciones de conflicto de intereses. Estos conflictos se concentran especialmente en los usos de las aguas superficiales para riego, que siguen teniendo carácter prioritario como forma de estímulo al aumento de la producción, pero también en los aprovechamientos para producción eléctrica, que adquieren ya un segundo y muy importante papel”.

“El pantano de Cíjara andaba pues perdido entre los legajos desde principios de siglo. Sin embargo, en los años veinte vuelve a despertarse una cierta preocupación regional por el tema. Incluso se realizan estudios geológicos sobre la viabilidad del proyecto (hay que destacar
la labor del geólogo extremeño Hernández Pacheco). Pero habría de ser con la OPER de la II República (Ley de Obras de Puesta en Riego de 1932, en la que por primera vez se plantea decididamente la actuación integral del Estado en la transformación en regadío y colonización), con la que definitivamente las obras del pantano de Cíjara se pondrían en marcha. Indalecio Prieto creó a tal efecto un organismo especial, "Obras y Servicios del Cíjara" (OSC), cuyo objetivo era estudiar, proyectar y construir las obras del embalse en el Guadiana y sus afluentes, los aprovechamientos eléctricos y los sistemas de riego entre el Portillo de Cíjara y la frontera portuguesa. Un antiguo proyecto de Rafael de la Escosura (de 500 millones de metros cúbicos de capacidad de embalse) fue desechado, diseñándose uno que doblaba la capacidad del pantano.
Al fin, el POH de 1933, dirigido por Lorenzo Pardo, definió para el Guadiana las grandes líneas de lo que luego ha sido el Plan Badajoz.



Este Plan proponía la transformación de 108.000 Has en la cuenca.
Entretanto, las obras de Cíjara proseguían, así como los trabajos y estudios del OSC, que en 1934 presentó lo que, aunque sólo se denominase de este modo a partir de los años 50, habría de ser el Plan Badajoz. Este se basaría en los pantanos de Cíjara, Zújar, Alange y Puerto Peña, además de el azud de derivación de Montijo para el riego de las Vegas Bajas.
En los 60 se va conociendo la finalización de las presas de Orellana, Zújar y otras, así como los pueblos que se construyeron en las zonas de regadío y el Canal de Orellana que a lo largo de cien kilómetros puede transportar hasta 60 metros cúbicos de agua por segundo. ¿Se lo imaginan en camiones cisterna de 30.000 litros?


En los 90 se construía el gran embalse de La Serena, que por sí sólo tiene una capacidad equivalente a las de Cíjara, García de Sola y Orellana juntos.
El sistema considerado globalmente consta de cinco grandes embalses, tres de ellos en el Guadiana y los otros dos (Zújar y La Serena) en el Zújar, construidos escalonadamente de forma que el nivel superior de el más bajo llega al nivel del cauce en el anterior aguas arriba. Se completa la el sistema mediante la conexión de un túnel reversible de 4 km de longitud y 3.80 m de diámetro que une los embalses de Orellana y Zújar, diseñados expresamente con la misma cota máxima (318 msnm).



Otra serie de pequeñas presas y azudes en ríos menores y arroyos permite un mayor aprovechamiento de los caudales de agua excedentarios que de otra forma irían irremisiblemente al océano.
Si a lo largo de los avatares históricos la gestión del agua se ha visto influida por las circunstancias políticas y administrativas, mirar atrás sólo debería servirnos para aprender, no para lamentarnos. Así sería de agradecer una estrecha colaboración y coordinación de las diferentes administraciones: Gobierno Central, Confederación Hidrográfica del Guadiana, Junta de Extremadura, Diputación y Ayuntamientos.



Y por supuesto los ciudadanos con su utilización responsable del agua. Pues no deberíamos olvidar que en el sencillo gesto de abrir un grifo utilizamos una gran infraestructura material y humana a nuestro servicio.
Si en un principio los embalses fueron diseñados con cuatro funciones principales:

 Control del caudal para prevención de inundaciones y laminación de avenidas.
 Abastecimiento de agua a poblaciones.
 Almacenamiento de agua para riego.
 Producción de energía eléctrica.
Posteriormente y casi sin darnos cuenta aparecieron otras dos:
 Turismo
 Deporte.



Significativamente las funciones que nos ofrecen los embalses no son incompatibles entre sí ni excluyente, puesto que el disfrute de un baño o la simple contemplación del agua en un agradable paseo por sus orillas no dificulta en nada los demás usos.
¿Existe algún tipo de instalación industrial que pueda ofrecer algo así?
Acaso no podemos verlo como una industria. Un sencillo ejemplo nos puede hacer reflexionar al efecto: sabiendo que el equivalente de una bombona de butano es de 32,5 Kw/h solamente la Central Hidroeléctrica de pie de presa en Orellana produciría el equivalente a casi mil bombonas /hora. Además esa misma agua habría pasado anteriormente por las centrales de Cíjara y García de Solo, pudiendo haberse practicado en ellas gran variedad de actividades deportivos y a continuación poder regar. Algo así como si una cadena de montaje de cualquier fábrica de automóviles sireviese simultaneamente de Parque de Atracciones.

Esatá bastante claro además que la población que ocupa las vegas del Guadiana no estaría aquí sin el agua. Imaginemos por un momento que Badajoz, Mérida, Don Benito o Villanueva de la Serena tuviesen solamente la décima parte de la población que tiene actualmente y en proporción los demás pueblos. Contando con que los que se construyeron nuevos ni siquiera existirían.
Cuando mencionamos “fábricas de tomates” de “arroz” en realidad simplificando nos referimos a instalaciones en las que a estos cultivos se les da algún tipo de tratamiento o envasado para su consumo. Pero, acaso el origen de la “auténtica fábrica” de todos los productos agrícolas de regadío no está en “el agua” de los embalses.


Bibliografía y documentación:
Artemio Baigorri (Artículos y conferencias)
Congresos Nacionales sobre regadíos
CHG PUBLICACIONES
Mº AGRICULTURA
PERSONAL DE ENDESA (ANTES GUADISA) Y DE CHG
José María Calzado Almodóvar
Maestro en el Aula de Educación de Personas Adultas de Orellana.

martes, 8 de junio de 2010

Granada


Fuimos a Granada, y volvimos.
Resultó muy bonita y muy interesante la visita. Gracias a Dios salió todo según la programación prevista. Desde luego Granada merece más de una visita. Para mí esta ha sido la cuarta y he querido compartirla con un buen grupo de "alumnos" con los que da gusto ir a cualquier parte por su puntualidad, por la atención que ponen y la extraordinaria valoración que hacen de los sitios que visitamos.
El programa ha sido intenso y completo, pero relajado:
El viernes visitamos la Cartuaj, la Abadía del Sacromonte y sus cuevas, bajamos andando hasata el centro de la ciudad atravesando también el barrio del Albaicín, disfrutando de sus callejuelas y de la hermosas panorámicas.
El sábado, 5, por la mañana recorrimos la Alcaicería, la Capilla Real y la Catedral. Verdaderamente hermosas.

Por la tarde fuimos a la Alhambra recorriendo sus laberínticos y acogedores jardines y los exóticos y maraviollos Palacios Nazaríes. Admiramos la singular obra del renacimiento que consta de un círculo inscrito en un cuadrado: El Palacio de Carlos V.
El domingo dimos un enfoque muy distinto a la visita y nos fuimos al Parque de las Ciencias donde aprendimos y entendimos importantantes aspectos del cuerpo humano en una visita agradablemente guiada por expertos. Pasamos después al Planetario y a continuación disfrutamos de una exhibición de aves rapaces en vuelo rasante sobre nuestras cabezas. Para terminar cada uno pudo recorrer las demás instalaciones del Parque y regresamos a Orellana con muy buena hora.